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Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк - Страница 56
El anciano caballero escribio, pero nadie logro leer lo que decia. El abogado parecio asombradisimo y dijo:
—Bueno, no lo entiendo —y se saco del bolsillo un monton de cartas antiguas y las examino; despues examino lo que habia escrito el anciano y despues otra vez las cartas, y va y dice—: Estas cartas antiguas son de Harvey Wilks, y aqui vemos estas dos letras; todos podeis ver que ninguno de los dos escribio las cartas (el rey y el duque pusieron cara de tontos enganados, os aseguro, al ver como les habia hecho morder el cebo el abogado), y esta es la letra de ese caballero, y todos podeis ver sin dificultad que tampoco las escribio el; de hecho, los garabatos que hace ni siquiera pueden calificarse de escritura. Aqui tenemos unas cartas de…
El anciano nuevo va y dice:
—Por favor, permitanme explicarlo. Mi letra no la entiende nadie, pero aqui mi hermano me copia las cartas. Lo que esta usted ensenando es su letra, no la mia.
—?Bien! —dice el abogado—. Asi estan las cosas. Aqui tengo tambien algunas de las cartas de William, de manera que si puede usted decirle que escriba una linea o dos, entonces podemos compa…
—No puede escribir con la mano izquierda —dice el caballero anciano—. Si pudiera utilizar la mano derecha, verian que escribia sus propias cartas y tambien las mias. Por favor, comparelas usted y vera que estan escritas con la misma letra.
El abogado las comparo, y dice:
—Creo que si, y si no es asi, en todo caso hay un parecido mucho mas grande de lo que yo habia advertido hasta ahora. ?Bien, bien, bien! Creia que estabamos en la pista de una solucion, pero ahora ha desaparecido, al menos en parte. Pero, en todo caso, hay una cosa que esta demostrada: ninguno de esos dos es un Wilks —con un gesto de la cabeza hacia el rey y el duque.
Bueno, ?que os voy a contar? El tozudo del viejo idiota no estaba dispuesto a confesar ni entonces. De verdad que no. Dijo que aquella prueba no era justa. Dijo que su hermano William se pasaba el tiempo bromeando y no habia intentado escribir, y que estaba seguro de que William iba a gastar una de sus bromas en cuanto cogiera el papel. Y se fue calentando y dandole a la lengua hasta el punto de que empezaba a creerse el mismo lo que decia; pero en seguida el nuevo caballero lo interrumpio, y dice:
—Se me acaba de ocurrir algo. ?Hay alguien aqui que ayudase a vestir a mi her.. que ayudase a vestir al difunto senor Peter Wilks para el entierro?
—Si —dijo alguien—, Ab Turner y yo. Aqui estamos los dos.
Entonces el anciano se vuelve hacia el rey y dice:
—?Podria este caballero decirme lo que llevaba tatuado en el pecho?
Que me ahorquen si el rey no tuvo que reaccionar a toda velocidad, o se habria hecho pedazos como un terron de tierra cuando se cae al rio, de lo repentino que fue; y os aseguro que era algo que habria hecho pedazos a cualquiera si le hubieran dado un golpe asi sin ninguna advertencia; porque, ?como iba el a saber lo que llevaba tatuado aquel hombre? Palidecio un poco; no pudo evitarlo; y se hubiera podido oir el vuelo de una mosca, porque todo el mundo se inclino un poco hacia adelante a ver que decia. Yo me dije: «Ahora va a tener que tirar la esponja; ya no tiene nada que hacer». ?Nada que hacer? ?la! Casi resulta imposible creerlo, pero alli siguio. Calculo que su idea era seguir adelante con aquello hasta cansar a la gente para que fuera marchandose y entonces el y el duque pudieran fugarse y escapar. En todo caso, alli siguio, y al cabo de un momento empezo a sonreir y dice:
—?Hum! ?Vaya una pregunta mas dificil! Si, senor, puedo decirle lo que llevaba tatuado en el pecho. Era una flecha pequena, muy fina, de color azul… Eso era; y si no se mira muy de cerca no se ve. Y ahora, ?que me dice usted?
La verdad es que en mi vida he visto a nadie con tanta cara dura como aquel desaprensivo.
El anciano, con la mirada encendida, se da la vuelta inmediatamente hacia Ab Turner y su companero, como pensando que esta vez si que tiene atrapado al rey, y va y dice:
—?Bien, ya han oido lo que ha dicho! ?Habia un tatuaje asi en el pecho de Peter Wilks?
Los dos respondieron:
—No vimos nada parecido.
—?Bien! —dice el anciano caballero—. Lo que si vieron que llevaba tatuado en el pecho era una P mayuscula pequena medio borrada y una B mayuscula (que es una inicial que dejo de usar cuando era joven) y una W mayuscula, con guiones entre ellas puestas asi: P—B—W. Y lo escribio en una hoja de papel. Vamos, ?no fue eso lo que vieron?
Los otros dos volvieron a hablar y dijeron:
—No, no lo vimos. No vimos ningun tatuaje en absoluto.
Bueno, ahora todo el mundo estaba de pesimo humor y empezaron a gritar:
—?Son todos unos estafadores! ?Al estanque con ellos! ?Vamos a ahogarlos! ?Vamos a sacarlos en un rail! —Todo el mundo gritaba a la vez, con un escandalo imponente. Pero el abogado se sube a la mesa de un salto y dice a gritos:
—?Caballeros… Caballeros! Permitanme un palabra: una sola palabra… ?POR FAVOR! Todavia podemos verlo: vamos a desenterrar el cadaver para ver el tatuaje.
Aquello los convencio.
—?Hurra! —gritaron todos, y se pusieron en marcha, pero el abogado y el medico exclamaron:
—?Calma, calma! Agarrad fuerte a estos cuatro hombres y al muchacho para que tambien vengan ellos.
—?Eso es! —gritaron todos—, y si no encontramos el tatuaje vamos a linchar a toda la banda.
Os aseguro que ahora yo tenia miedo. Pero no habia forma de escaparse. Nos agarraron a todos y nos hicieron ir con ellos directamente al cementerio, que estaba a una milla y media rio abajo, y nos seguia todo el pueblo, porque haciamos mucho ruido y no eran mas que las nueve de la noche.
Al pasar junto a nuestra casa senti haber mandado fuera del pueblo a Mary Jane, porque si ahora le pudiera hacer una sena vendria a salvarme y podria denunciar a nuestros estafadores.
Bueno, llegamos en masa al camino del rio, armando mas ruido que unos gatos salvajes, y para que diera mas miedo el cielo se estaba oscureciendo y empezaban a verse unos relampagos temblorosos, y el viento hacia temblar las hojas. Era la situacion mas terrible y mas peligrosa en que me habia visto en mi vida, y me sentia como atontado; todo iba muy diferente de lo que yo habia pensado; en lugar de ocurrir de forma que yo pudiera tomarme el tiempo necesario y divertirme con lo que pasaba, con Mary Jane respaldandome para salvarme y devolverme la libertad cuando las cosas se pusieran feas, ahora no habia nada en el mundo que se interpusiera entre la muerte repentina y yo, salvo aquellos tatuajes. Si no los encontraban…
No podia soportar pensar en aquello y, sin embargo, no se por que no podia pensar en otra cosa. Cada vez se iba poniendo mas oscuro y era un momento estupendo para escaparme de aquella gente, pero el fortachon (Hines) me tenia agarrado de la muneca y era como tratar de escaparse de Golias. Practicamente me llevaba a rastras, de nervioso que estaba, y para no caerme tenia que correr tras el.
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