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Твен Марк - Las aventuras de Huckleberry Finn Las aventuras de Huckleberry Finn

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оксана2018-11-27
Вообще, я больше люблю новинки литератур
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Professor2018-11-27
Очень понравилась книга. Рекомендую!
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Vera.Li2016-02-21
Миленько и простенько, без всяких интриг
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ст.ст.2018-05-15
 И что это было?
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Наталья222018-11-27
Сюжет захватывающий. Все-таки читать кни
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Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк - Страница 40


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Me vio, fue adonde yo estaba y me pregunto:

—?De donde eres tu, chico? ?Estas listo para morir?

Y se marcho. Me dio miedo, pero un hombre me dijo:

—No significa nada; siempre se pone asi cuando esta borracho. Es el viejo mas simpatico de Arkansaw y nunca le ha hecho dano a nadie, borracho ni sereno.

Boggs llego hasta la tienda mayor del pueblo, bajo la cabeza para ver por debajo de la cortina del toldo y grito:

—?Sal aqui, Sherburn! Sal a ver al hombre al que has estafado. Eres el perro al que estoy buscando, ?y tambien a ti te voy a llevar por delante!

Y asi continuo, llamando a Sherburn todo lo que se le ocurria, con toda la calle llena de gente que escuchaba y se reia y se divertia. Al cabo de un rato un hombre de aspecto arrogante de unos cincuenta y cinco anos (y era con mucho el mejor vestido del pueblo) sale de la tienda y la gente se hace a los lados de la calle para dejarlo pasar. Dice a Boggs, todo tranquilo y con calma:

—Estoy harto de esto, pero voy a soportarlo hasta la una. Hasta la una, fijate: no mas. Si vuelves a abrir la boca contra mi una sola vez despues de esa hora, por muy lejos que te vayas, te encontrare.

Y se da la vuelta y vuelve a entrar. La gente parecio calmarse mucho; nadie se movio y no volvio a oirse ni una risa. Boggs se marcho maldiciendo a Sherburn a voz en grito por toda la calle; y poco despues se volvio y se paro delante de la tienda, siempre con lo mismo. Algunos de los hombres se pusieron a su lado y trataron de hacer que se callara, pero no quiso; le dijeron que faltaba un cuarto de hora para la una, de forma que tenia que irse a casa; tenia que irse inmediatamente. Pero no valio de nada. Siguio jurando con todas sus fuerzas y tiro el sombrero al barro, hizo que su caballo lo pisoteara y despues volvio a marcharse gritando por la calle, con el pelo canoso al viento. Todos los que pudieron hablar con el hicieron lo posible para convencerlo de que se apeara para que pudieran encerrarlo y serenarlo, pero no valio de nada: volvia calle arriba para seguir maldiciendo a Sherburn. Despues a alguien se le ocurrio:

—?Id a buscar a su hija! Rapido, a buscar a la hija; a veces a ella le escucha. Si hay alguien que pueda convencerlo, es ella.

Asi que alguien salio corriendo. Yo baje la calle un poco y me pare. Cinco o diez minutos despues volvio a aparecer Boggs, pero no a caballo. Venia tambaleandose por la calle hacia mi, sin sombrero, con un amigo a cada lado agarrandolo del brazo y metiendole prisa. Estaba callado y parecia intranquilo, y no se resistia, sino que tambien el corria. Alguien grito:

—?Boggs!

Mire a ver quien lo habia dicho, y era aquel coronel Sherburn. Estaba perfectamente inmovil en la calle, con una pistola levantada en la mano derecha, sin apuntarla, sino con el canon mirando al cielo. En aquel mismo momento vi que llegaba corriendo una muchacha y con ella dos hombres. Boggs y los hombres se dieron la vuelta para saber quien lo habia llamado; al ver la pistola los hombres saltaron a un lado y el canon de la pistola fue bajando lentamente hasta ponerse a nivel: con el gatillo amartillado. Boggs levanto las manos y grito: «?Ay, senor, no dispare!» ?Bang! Se oyo el primer disparo y Boggs se tambaleo hacia atras, echando las manos al aire; ?bang! sono el segundo y se cayo de espaldas al suelo, todo de golpe, con los brazos abiertos. La muchacha dio un grito, llego corriendo y se lanzo hacia su padre, llorando y diciendo: «?Ay, lo ha matado, lo ha matado!» La gente fue formando grupo en torno a ellos, abriendose paso a empujones, alargando el cuello para tratar de verlo, mientras los que estaban mas cerca intentaban echarlos atras, gritando: «?Atras, atras! ?Necesita aire, necesita aire!»

El coronel Sherburn tiro la pistola al suelo, se dio la vuelta y se marcho.

Llevaron a Boggs a una pequena farmacia, con toda la gente tambien en grupo y con todo el pueblo detras, y yo me eche a correr y consegui un buen sitio en la ventana, donde estaba cerca y podia ver lo que pasaba. Lo tendieron en el suelo, le pusieron una gran Biblia bajo la cabeza y le abrieron otra sobre el pecho; pero primero le abrieron la camisa y vi donde habia entrado una de las balas. Dio como doce suspiros largos, levantando la Biblia con el pecho cuando trataba de respirar y bajandola cuando echaba el aire, y despues se quedo inmovil; habia muerto. Entonces separaron de el a su hija, que gritaba y lloraba, y se la llevaron. Tendria unos dieciseis anos y una cara muy agradable, pero estaba palidisima y llena de miedo.

Bueno, en seguida llego todo el pueblo y la gente trataba de colarse, empujaba y se abria camino como podia para llegar hasta la ventana y echar un vistazo, pero la gente que ya estaba alli no queria marcharse y los que habia detras decian todo el tiempo: «Vamos, chicos, ya habeis visto bastante; no esta bien ni es justo que os quedeis ahi todo el tiempo y no le deis una oportunidad a naide; los demas tambien tenemos nuestros derechos, igual que vosotros».

Se pusieron a discutir mucho, asi que yo me marche, pensando que iba a haber jaleo. Las calles estaban llenas y todo el mundo muy nervioso. Todos los que habian visto los disparos contaban lo que habia pasado, y habia un gran grupo en torno a cada uno de aquellos tipos, y la gente alargaba el cuello para escuchar. Un hombre alto y desgarbado, con el pelo largo, un gran sombrero alto de piel blanca en la cabeza y un baston de puno curvo, iba senalando en el suelo los sitios donde habian estado Boggs y Sherburn y la gente lo seguia de un sitio para otro o miraba todo lo que hacia, moviendo las cabezas para mostrar que comprendian e inclinandose un poco, con las manos apoyadas en los muslos para ver como senalaba los sitios en el suelo con el baston; y despues se volvio a erguir, muy tieso y rigido donde habia estado Sherburn, frunciendo el ceno y pasandose el ala del sombrero encima de los ojos y grito: «?Boggs!» , y despues bajo el baston hasta ponerlo a nivel y dijo ?«Bang»!, se echo atras, volvio a decir «?Bang!» y se dejo caer al suelo de espaldas. La gente que lo habia visto dijo que lo habia hecho perfectamente; que asi exactamente habian pasado las cosas. Entonces por lo menos una docena de personas sacaron botellas y lo invitaron.

Bueno, al cabo de un rato alguien dijo que habria que linchar a Sherburn. Despues de un minuto decia lo mismo todo el mundo, asi que se marcharon, rabiosos, gritando y arrancando todas las cuerdas de tender la ropa que veian para colgarlo con ellas.

Capitulo 22

Fueron en enjambre a casa de Sherburn, gritando y aullando como indios, y todo el mundo tenia que apartarse o echar a correr para que no los atropellaran y los pisotearan, y resultaba terrible verlo. Los ninos iban corriendo delante de la multitud, gritando y tratando de apartarse, y en todas las ventanas del camino habia mujeres que asomaban la cabeza y chicos negros en cada arbol y negros y negras adultos que miraban por encima de todas las vallas, y en cuanto llegaba la horda cerca de ellos, se apartaban y salian fuera de su alcance. Muchas de las mujeres y de las muchachas lloraban y gritaban, medio muertas del susto.