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Последние комментарии
оксана2018-11-27
Вообще, я больше люблю новинки литератур
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Professor2018-11-27
Очень понравилась книга. Рекомендую!
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Vera.Li2016-02-21
Миленько и простенько, без всяких интриг
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ст.ст.2018-05-15
 И что это было?
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Наталья222018-11-27
Сюжет захватывающий. Все-таки читать кни
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Que dificil es ser Dios - Стругацкие Аркадий и Борис - Страница 41


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Don Reba hizo una pequena inclinacion de reconocimiento.

— ?Habeis estado alguna vez en Irukan?

— No.

— ?Estais seguro?

— Y vos tambien.

— ?Queremos saber la verdad! — dijo Don Reba en tono sentencioso. El hermano Aba asintio con la cabeza -. ?Tan solo la verdad!

— ?Oh! — dijo Rumata -. Yo creia que… — y dejo la frase en suspenso.

— ?Que es lo que creiais?

— Que lo que estabais persiguiendo era echar mano de mis bienes patrimoniales. Aunque en realidad no comprendo como pensais conseguirlo.

— ?Por donacion! — grito el hermano Aba. Rumata se echo a reir de la forma mas insolente que pudo.

— Sois estupido, hermano Aba, o como demonios os llameis… Se nota que sois tendero. ?No sabeis acaso que el mayorazgo no puede pasar a manos ajenas? El hermano Aba se enfurecio, pero se contuvo. — No deberiais hablar en ese tono — dijo Don Reba con benevolencia.

— ?No quereis acaso saber la verdad? — replico Rumata -. Pues ahi la teneis: el hermano Aba es estupido y tendero.

El hermano Aba ya se habia repuesto. — Me parece que nos hemos desviado de nuestro objetivo — dijo con una sonrisa -. ?No lo creeis asi, Don Reba?

— Si, llevais razon, como siempre — respondio Don Reba -. ?Y en Soan, habeis tenido ocasion de estar? — pregunto a Rumata.

— Si, en Soan si he estado. — ?Con que motivo? — Fui a visitar la Academia de Ciencias. — Una extrana conducta para un joven de vuestra posicion.

— Fue un capricho.

— ?Conoceis a Don Kondor, Juez General de Soan?

Rumata se puso en guardia.

— Si. Es un viejo amigo de mi familia. — Y una persona nobilisima, ?no es cierto?

— Si; muy respetable.

— ?Y sabeis que Don Kondor es uno de los que han tomado parte en la conspiracion contra Su Majestad?

Rumata irguio la cabeza.

— No olvideis, Don Reba — dijo con soberbia -, que para nosotros, es decir, para la primitiva aristocracia de la metropoli, todos los soaneses e irukanos, al igual que los de Arkanar, no son mas que vasallos de la Corona Imperial -. Rumata cruzo desdenosamente las piernas y se giro hacia un lado.

Don Reba lo miro pensativo.

— ?Sois rico?

— Podria comprar todo Arkanar, pero no me gustan los muladares.

Don Reba suspiro.

— Mi corazon sangra — dijo -, cuando pienso en la necesidad de cortar un brote tan magnifico de un linaje tan ilustre. Seria un crimen, si no estuviera dictado por razones de Estado.

— Seria mejor que pensarais menos en las razones de Estado — dijo Rumata — y mas en vuestro propio pellejo.

— Llevais razon — dijo Don Reba, e hizo chasquear los dedos.

Rumata tenso rapidamente los musculos, y volvio a relajarlos. Su cuerpo funcionaba. De detras de las cortinas salieron otra vez los tres monjes y, con la misma diligencia y precision que antes, que ponian de manifiesto su enorme preparacion, se agruparon en torno al hermano Aba, que seguia sonriendo afablemente, lo sujetaron, y le retorcieron los brazos a la espalda.

— ?Ay… ay! — grito el hermano Aba, y su gruesa cara se desfiguro por el dolor y por el terror.

— ?Vamos, aprisa, no os detengais! — grito Don Reba, con visible repugnancia.

El gordinflon resistio rabiosamente mientras lo arrastraban hasta las cortinas. Sus gritos se siguieron oyendo por unos momentos, luego se escucho un horroroso alarido y todo volvio a quedar en silencio. Don Reba se puso en pie y descargo con cuidado la ballesta. Rumata lo seguia atentamente con los ojos.

Don Reba empezo a pasear por la habitacion. Estaba pensativo, y de tanto en tanto se rascaba la espalda con la saeta.

— Esta bien, esta bien — murmuro con voz suave -. Magnifico… — Daba la impresion de haberse olvidado de Rumata. Sus pasos se fueron haciendo cada vez mas rapidos, y al andar movia ritmicamente la flecha, como si fuera una batuta. Luego se detuvo de repente tras la mesa, arrojo la flecha a un lado, se sento cuidadosamente y con rostro sonriente murmuro -: Como los he atrapado, ?eh? Ni siquiera han podido abrir la boca. En vuestro pais esto no hubiera sido posible…

Rumata no respondio.

— Si… — dijo Don Reba pensativo -. Esta bien. Ahora podremos seguir hablando, Don Rumata. ?O puede que tal vez no seais Don Rumata… que ni siquiera seais Don?

Rumata permanecia en silencio, mirando a Don Reba con expresion interesada. Este estaba palido, se le veian unas venillas rojas en la nariz, y temblaba de excitacion. Se notaban sus deseos de dar un punetazo contra la mesa y gritar: «?Lo se, lo se todo!». ?Pero que sabes tu, hijo de perra? Si supieras algo no podriais ni creerlo. ?Adelante, habla: te escucho!

— Seguid — dijo Rumata -. Os estoy escuchando.

— Vos no sois Don Rumata — declaro Don Reba -. Sois un impostor — y al decir eso lo miro severamente -. Rumata de Estoria murio hace cinco anos, y esta enterrado en su panteon familiar. Y los santos hace ya mucho tiempo que dieron reposo a su alma que, a decir verdad, no estaba muy limpia de pecados. Bien, ?vais a confesar solo, o necesitais que os ayude? — Yo mismo lo confesare todo — dijo Rumata tranquilamente -. Me llamo Rumata de Estoria, y no permito que nadie dude de mi palabra.

Veamos como resulta un poco de irritacion, penso Rumata. Es una lastima que me duela el costado: de otro modo hubiera podido dar mas energia a mis palabras.

— Esta visto que tendremos que continuar nuestra conversacion en otro sitio — dijo Don Reba enojadamente. Su rostro se transformo. Desaparecio de el la sonrisita agradable, sus labios se apretaron formando una dura linea recta, y la piel de su frente empezo a latir de una manera extrana y siniestra. Si, penso Rumata, es capaz de asustar a cualquiera.

— ?Es verdad que padeceis hemorroides? — pregunto Rumata, como preocupandose por su salud.

Un relampago paso por los ojos de Don Reba, pero la expresion de su rostro no vario. Hizo como si no hubiera oido a Rumata.

— Habeis empleado mal a Budaj — dijo este ultimo -. Budaj es un magnifico especialista… ?O deberia decir eral — anadio significativamente.

Por los descoloridos ojos de Don Reba volvio a cruzar un relampago. Oh, penso Rumata; Budaj esta vivo.

— Entonces, ?os negais a confesar? — dijo Don Reba.

— ?A confesar que?